Ejercicio Físico Regular Ejercicio Físico Regular: La actividad física moderada e intensa mejora significativamente la función inmunológica. El ejercicio aumenta la circulación de células inmunitarias como los linfocitos y los macrófagos, permitiendo una vigilancia más eficiente contra patógenos. Además, promueve la reducción de inflamación crónica, un factor que debilita las defensas. Actividades como caminar rápido, correr, nadar o ciclismo durante 30-60 minutos la mayoría de los días de la semana son ideales. El ejercicio también ayuda a eliminar bacterias de los pulmones y vías respiratorias, reduce hormonas del estrés como el cortisol y mejora la calidad del sueño, todo lo cual beneficia al sistema inmune. Sin embargo, es importante evitar el sobreentrenamiento, ya que el ejercicio extremo y prolongado puede tener un efecto inmunosupresor temporal, aumentando la vulnerabilidad a infecciones.
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