La Cementera Romana (c. 200 a.C.–400 d.C.) La Cementera Romana (c. 200 a.C.–400 d.C.): El hormigón romano, o opus caementicium, era más duradero que el moderno, especialmente en ambientes marinos. Usaban puzolana, una ceniza volcánica que reaccionaba con agua y cal, creando un material autorreparable que endurece con el tiempo. Estructuras como el Panteón o muelles antiguos aún resisten. La fórmula se perdió tras la caída del Imperio. Hoy, científicos estudian su composición para replicarla sosteniblemente. ¿Cómo descubrieron este proceso sin química moderna? Su conocimiento empírico de materiales naturales fue extraordinario. A diferencia del hormigón actual, que se agrieta, el romano se cura con agua, un avance tecnológico que supera en longevidad a muchas construcciones contemporáneas.
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